jueves, 26 de abril de 2012

EN ABRIL, LAS AGUAS MIL
Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado, 
y entre nublado y nublado 
hay trozos de cielo añil. 
Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana
zigzaguea 
una centella amarilla.
la lluvia da en la ventana
y el cristal repiquetea.
a través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde 
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares, 
charcos por las carreteras.
Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desaparece, 
allá surge una colina.
Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos, 
los lejanos torreones.
Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.
Antonio Machado

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